viernes, 29 de septiembre de 2006

Aquí unos amigos


Como el resto del club se entrena hoy en el estadio de Son Moix, decido aprovechar y hacer una segunda sesión por la tarde. Después de marchar sorteando vallas publicitarias, macetas y bancos durante un rato, acabamos saliendo a la calle para dar vueltas a todo el complejo deportivo hasta completar unos nueve kilómetros. Luego, Laura, Tino y yo nos hacemos esta foto porque vete a saber tú cuándo volveremos o cuánto tiempo más de vida le queda a la pista.

jueves, 28 de septiembre de 2006

Alto o disparo



Tomé esta foto hace ya cinco años en Kuala Lumpur. Me habían invitado a tomar parte en una prueba de 24 horas y el día siguiente a mi llegada me levanté temprano y me fui a recorrer la ciudad. Qué calor hacía, Dios. Me dirigía hacia las Torres Petronas cuando me encontré con este cartel fijado en el muro de una obra. "Intruders will be prosecuted." Vale, pero digo yo que para representar al intruso también podrían haber elegido otro pictograma (y no estoy sugiriendo ninguno en concreto).

miércoles, 27 de septiembre de 2006

El dique

He entrenado en el Dique del Oeste desde siempre. Desde los tiempos en que era un adolescente corredor (dos enfermedades que se curan con el tiempo). Solo tengo que dejar mi casa, caminar los doscientos metros escasos que separan mi calle del Paseo Marítimo, cruzar la calzada y empezar a marchar. Desde ese punto hasta el faro que señala el final del rompeolas hay casi cuatro kilómetros y medio, los dos últimos ya por el dique propiamente dicho. Casi nueve kilómetros ida y vuelta. Mi mejor tiempo lo hice en 1992: poco más de 42 minutos. He entrenado en el Dique desde siempre y hasta el año pasado. Hace un par de meses publiqué este artículo en Última Hora.

El dique
No sé si se alguna vez se habrán parado a pensarlo, pero aquí en Palma la instalación deportiva más importante que tenemos no es ni el Estadio de Son Moix, ni las piscinas de Son Hugo, ni el Hipódromo de Son Pardo. Nuestra más grande y mejor instalación ha sido siempre el dique del Oeste. Desde hace décadas, en los casi dos kilómetros que mide el paseo elevado del espigón se han venido ejercitando día tras día, cada uno a su ritmo, desde atletas consumados a sencillos caminantes, impulsados unos por alguna oculta ilusión, otros por su médico de cabecera y la mayor parte por el simple placer de hacerlo. Debe de hacer casi treinta años que voy al dique –qué viejo me estoy haciendo, Dios- y podría darles cuenta de los miles de kilómetros que he recorrido, pero prefiero hablarles de la gente que he conocido allí. Personas con las que a fuerza de coincidir de lunes a domingo y a pesar de no haber intercambiado nunca más de unas pocas palabras seguidas y no conocer ni sus nombres, han acabado por hacerse mis amigas. ¿Qué se supone que es el deporte sino eso precisamente? El año pasado, sin embargo, cerraron el dique porque necesitaba un arreglo. Las barandillas estaban en mal estado, parece. Los pesimistas de entre nosotros auguraron que ya no lo volverían a abrir. Los optimistas dijimos que seguro que lo harían en cuanto terminaran las obras, que solo faltaría, hombre. Acertaron los pesimistas Ha pasado un año, las obras concluyeron hace tiempo y el dique todavía sigue cerrado. No sé quién es el fulano responsable de ello, pero si me lee que sepa que por sus santas narices hace un año que no veo a mis amigos.

Ni puto caso.

martes, 26 de septiembre de 2006

Cada día

Normalmente, la gente que se dedica a esto de cubrir kilómetros, ya sea marchando (como Dios manda) o corriendo (allá ellos), suele entrenar seis días a la semana. No descansa necesariamente el séptimo, pero sí descansa uno de los siete. Normalmente. Porque hay gente que no descansa nunca o casi nunca. Ron Hill, maratoniano británico que participó en dos Juegos Olímpicos, no ha dejado de correr un solo día desde hace más de cuarenta años. Es lo que los anglófonos llaman un streak runner. En los Estados Unidos existe incluso una asociación de streak runners que reúne a todos aquellos que no han dejado de correr un solo día desde hace al menos un año. Nadie supera a Ron Hill, pero más de una decena de sus miembros lleva corriendo cada día desde hace al menos quince años. Para ellos la pregunta no es si ese día van a correr o no, sino a qué hora van a hacerlo. Alguno se preguntará que cómo se puede demostrar que uno corre realmente todos los días. Pero es que no es necesario demostrarlo. Somos deportistas y entre nosotros la sola palabra basta, a ver si empezamos a entenderlo. Otra cuestión un tanto diferentes es determinar qué se considera realmente un entrenamiento. El mismo Ron Hill tuvo que ser operado hace muchos años del tobillo y durante varias semanas sus entrenamientos se redujeron a acudir a la pista y dar dos dolorosas vueltas apoyándose en unas muletas. Daba dos por la mañana y otras dos por la tarde. No faltan los tiquismiquis que afirman que eso no debería valer, bien porque lo de correr ayudándose con unas muletas es hacer trampas, bien porque 800 metros es demasiado poco para ser considerado un verdadero entrenamiento por mucho que le doliera a Hill poner un pie en el suelo. ¿Cuál es, pues, el mínimo aceptado o, mejor dicho, aceptable? Aquellos días en que correr se hace difícil, algunos streakers recurren a lo que llaman una token mile, es decir, una milla testimonial (convendría que todos fuéramos aprendiendo un poco de inglés y así no tendría que estar traduciendo todo el rato, ¿vale?). Incluso algunos de ellos, en el colmo de la pereza, no dudan en correrla por los pasillos de casa con tal de poder apuntársela. (Y luego van y lo cuentan tan tranquilos, ya ves.) Otros consideran que el mínimo debería ser al menos dos millas. Yo estoy con estos últimos. Dos millas o su equivalente métrico, es decir, tres kilómetros.
Y lo digo porque con el entrenamiento de hoy, llevo 60 días seguidos saliendo a la calle a entrenar (vamos, desde que me recuperé de aquella diarrea que me duró casi una semana). Él máximo período de tiempo que he llegado a entrenar día tras día de forma consecutiva es de 748 días, es decir, algo más de dos años, y eso fue entre el 1 de julio de 1985 y el 18 de julio de 1987. En ese período recorrí 10.947 km. En ese período hice mis mejores marcas en 20 y 50 kilómetros. Poco después de interrumpir mi racha me fui al campeonato de España e hice el ridículo. He superado el año solo en otra ocasión. A partir del 29 de septiembre de 2001 entrené a lo largo de 670 días consecutivos, esto es, hasta el 30 de julio de 2003, e hice un total de 9.136 kilómetros. A partir de ahí tengo períodos de 230 días, de 128, de 101, de 98, 93, 85… Los días consecutivos que he pasado sin entrenar no los he contado jamás. Igual también debería hacerlo, ahora que lo pienso.

lunes, 25 de septiembre de 2006

Las primeras quinientas


"Para aprender algo nuevo, toma hoy el mismo camino que tomaste ayer"
John Burroughs


Haciendo un cálculo rápido, debo de haber pasado marchando por este punto del Paseo Marítimo de Palma lo menos dos mil veces en mi vida, la última no hace ni media hora. Conque podéis creerme a pies juntillas: lo que decía John Burroughs vale como mucho para las primeras quinientas.

domingo, 24 de septiembre de 2006

88.806

En fin, que a mí también me hacía ilusión tener un blog para escribir solo sobre mí, qué diablos. Pero, ojo -y esto es un aviso dirigido principalmente a aquellos que hayan llegado a esta dirección por casualidad o por uno de esos caprichos del google-, que nadie espere encontrar aquí capulladas al estilo Paulo Coelho ni mucho menos que me ponga a contar mi vida. Voy a hablar de mí, sí, pero sobre todo de marcha. (Ya sabéis, marcha, una progresión efectuada paso a paso del tal forma que el contacto con el suelo se mantenga sin interrupción y tal y cual.) Y como a todos nos quedan muchos kilómetros que recorrer todavía y tampoco es cuestión de ir perdiendo el tiempo en bitácoras ahora que por fin ha dejado de llover, voy a ser breve. Así que, hechas las presentaciones y fijadas las posturas, nos vemos aquí cuando os dé la gana.
Ah, el título de esta introducción hace precisamente referencia al total de kilómetros que llevo recorridos a paso de marcha desde que hace más de veinte años empecé en esto. Y los pies de la foto son los míos.