12 hombres y 7 mujeres en la salida. La París-Alsacia (antes Paris-Estrasburgo, luego Estrasburgo-París y finalmente París-Colmar) languidece. Ya no está reservada a los 30 mejores hombres y a las 15 mejores mujeres. Ahora, ante la desafección de muchos de los especialistas de gran fondo, la prueba está abierta prácticamente a todo aquel que haya participado en alguna de las pruebas (mal llamadas "selectivas") de 24 horas y manifieste su interés por tomar la salida.
Las razones de esa desafección no son difíciles de identificar. La prueba, para empezar, ha perdido el atractivo de antaño. El reto de recorrer los más de 500 kilómetros "de una tirada" ya no existe. La prueba ahora tiene un recorrido de en torno a 425 km a cubrir en tres sectores, uno central de en torno a 350 km, uno inicial de 15 y otro final de unos 60, estos dos últimos totalmente inútiles, que lo único que hacen es complicar lo que nunca debió ser complicado de explicar y encarecer el presupuesto. Porque la París-Alsacia sigue siendo una prueba muy cara. Requiere una inversión importante que no siempre se ve recuperada. Y luego está el nivel. La calidad de las marcas en las pruebas selectivas ha disminuido de forma importante en estos últimos años. También lo ha hecho la participación. No hay tantos marchadores como para asegurar un mínimo quorum en todas las pruebas del calendario (que tampoco son tantas) y, sobre todo, no hay tantos marchadores que tengan el nivel necesario para enfrentarse con medianas garantías de éxito a 425 km.
Dimitri Osipov y Tatiana Maslova ganaron el sábado una nueva edición de la prueba. Antes de la salida los organizadores insistieron en que no será la última. Puede.
Foto: France 3 (2016)
Foto: France 3 (2016)