Madrid-Segovia 2011
-¿Así que es aquí mismo?
-Aquí mismo, sí. Bajan desde allí y cuando llegan a la plaza giran hacia la izquierda para subir por la calle Real.
-Pues menuda bajada.
-Pues sí.
-Aquí mismo, sí. Bajan desde allí y cuando llegan a la plaza giran hacia la izquierda para subir por la calle Real.
-Pues menuda bajada.
-Pues sí.
Y le doy las gracias y las buenas noches y continúo caminando cuesta arriba en paralelo con los arcos del acueducto. Cojeo un poco. No es solo que tenga las piernas doloridas; es que además llevo las zapatillas llenas de chinas que he venido acumulando desde que empecé a subir por la carretera de la República hace casi treinta kilómetros. Tendría que haber aprovechado para descalzarme y sacármelas en el avituallamiento de la Cruz de la Gallega, pero a ver quién se aviene a perder un minuto teniendo ya las luces de Segovia a la vista.
Casi al final de la cuesta intercambio un saludo con uno de los corredores que ha llegado a meta poco antes que yo. Acaba de recoger la bolsa con la ropa que dejó en la salida y se vuelve para casa con la medalla colgada del cuello y un bote de aquarius en la mano. Es casi la una. Hemos tardado algo más de quince horas. Desde Madrid. Por Tres Cantos, Colmenar Viejo, Manzanares del Real, Mataelpino, La Barranca, Cercedilla y el alto de la Fuenfría. Cien kilómetros. Más de dos mil metros de desnivel positivo.
Me giro para ver bien toda la cuesta por si acaso decido no volver más. Sí, aquí es donde cada año se celebra la carrera del Pavo para bicicletas sin cadena. En esta misma cuesta. Joder, qué cuesta.
1 comments:
En ocasiones es tan placentero el recordar el camino, plasmándolo en un papel, como haberlo caminarlo.
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