No diré que al principio no me hicieran ilusión. Lo que pasa es que una vez superada la docena, empecé a no entender ya muy bien qué valor le podía encontrar la gente a esto de recibir un trofeo más. Sobre todo cuando lo que te dan es una de esas copas enormes que luego ya no sabes dónde meter y que a veces te complican no veas cómo el regreso a casa. Con todo, reconozco que solo he tirado uno a la basura, y eso porque se me rompió. En Charly sur Marne no me dieron ningún trofeo por mi décimo puesto, pero los organizadores, que antes que organizadores son amigos míos, me entregaron en su lugar esta magnum de champán expresamente decorada para la ocasión con una imagen en la que aparecemos Pepe, Santiago y yo. Gracias.
miércoles, 21 de febrero de 2007
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