Athletics Weekly, la prestigiosa revista británica de atletismo, dedica la portada de su último número a la marchadora Johanna Jackson. Su editor, Jason Henderson, lo justifica en su artículo semanal, que titula algo así como "Es hora de caminar por el lado salvaje", y que, paradódicamente, inicia de la siguiente manera:
Puedo entender lo que dice porque yo mismo he mantenido aquí posiciones parecidas reclamando un cambio en la situación. Y en lo de levantarse e irse a comer cuando se disputa la marcha, yo, sinceramente, hago también algo semejante, aunque en sentido inverso: en cuanto termina la marcha me voy al bar cualquiera que sea la prueba que vaya a celebrarse a continuación. Como si es el 100 y está Atto Boldon. (Claro que yo no soy el editor de una revista de atletismo.)
Pero, bueno, a partir de aquí Henderson recula un tanto, poniéndose a evocar la extraordinaria marca de la irlandesa O'Sullivan en 5.000m en 2002, casi mejor que la suya propia en la misma distancia corriendo, y las trascendencia que tienen en sus respectivos países las figuras de marchadores como Nathan Deakes y Robert Korzenioski. Recuerda, también, al inglés Chris Maddock -"una de las mejores historias de mis primeros Juegos Olímmpicos", dice- que, sufriendo una dolorosa lesión, finalizó el último en los 50km de Sidney 2000, recibiendo los aplausos de la gente puesta en pie. Luego cita las medallas británicas en marcha -oro en 20km en 1964, y en 50 en 1932, 1936 y 1960- y el tributo que la prensa dedicó al ganador de esta última, Don Thompson, tras su muerte hace un par de años. (Añado: todas esas medallas se consiguieron en épocas en las que la marcha podría gustar más o menos, pero no estaba en entredicho.) Hechas estas salvedades, a continuación viene la explicación de Henderson acerca de por qué en este último número Athletics Weekly dedica su portada y un reportaje en páginas interiores a Jackson, además de una sección especial sobre el entrenamiento de la marcha. Se entiende que sin que eso vaya a servir de precedente.
Reproduzco todo el editorial para el que quiera leerlo en su lengua original.
"Como mucha gente del atletismo, nunca he tomado en consideración la marcha tan seriamente como otras especialidades. Las reglas con complejas y la línea que separa la marcha legal de la tramposa es demasiado delgada para mi gusto.
Así, cuando en la pista llega la hora de la marcha es cuando yo normalmente aprovecho para irme a comer. Me avergüenza un poco admitirlo, pero sé que no soy el único."
Puedo entender lo que dice porque yo mismo he mantenido aquí posiciones parecidas reclamando un cambio en la situación. Y en lo de levantarse e irse a comer cuando se disputa la marcha, yo, sinceramente, hago también algo semejante, aunque en sentido inverso: en cuanto termina la marcha me voy al bar cualquiera que sea la prueba que vaya a celebrarse a continuación. Como si es el 100 y está Atto Boldon. (Claro que yo no soy el editor de una revista de atletismo.)
Pero, bueno, a partir de aquí Henderson recula un tanto, poniéndose a evocar la extraordinaria marca de la irlandesa O'Sullivan en 5.000m en 2002, casi mejor que la suya propia en la misma distancia corriendo, y las trascendencia que tienen en sus respectivos países las figuras de marchadores como Nathan Deakes y Robert Korzenioski. Recuerda, también, al inglés Chris Maddock -"una de las mejores historias de mis primeros Juegos Olímmpicos", dice- que, sufriendo una dolorosa lesión, finalizó el último en los 50km de Sidney 2000, recibiendo los aplausos de la gente puesta en pie. Luego cita las medallas británicas en marcha -oro en 20km en 1964, y en 50 en 1932, 1936 y 1960- y el tributo que la prensa dedicó al ganador de esta última, Don Thompson, tras su muerte hace un par de años. (Añado: todas esas medallas se consiguieron en épocas en las que la marcha podría gustar más o menos, pero no estaba en entredicho.) Hechas estas salvedades, a continuación viene la explicación de Henderson acerca de por qué en este último número Athletics Weekly dedica su portada y un reportaje en páginas interiores a Jackson, además de una sección especial sobre el entrenamiento de la marcha. Se entiende que sin que eso vaya a servir de precedente.
Reproduzco todo el editorial para el que quiera leerlo en su lengua original.
It’s time to take a walk on the wild side
LIKE many people in athletics, I have never treated race walking as seriously as other events. The rules are complicated and the line that separates clean walking from cheating is too fine for my liking.
So whenever track walks get under way, it is usually my cue to sneak away for lunch. I am a little ashamed to admit this, but I know I am not alone.
A minor wake-up call occurred in 2002, though, when I noticed the world 5000m record set by Gillian O’Sullivan was not far off my season’s best for the distance. The Irish walker clocked a shade outside 20 minutes on the track – an amazing 2:48 marathon pace.
In addition to this, despite my cynicism I have noticed that race walkers are often some of the most interesting characters in the sport. Robert Korzeniowski of Poland and Nathan Deakes of Australia are fascinating and prolific athletes.
From a British perspective, Chris Maddocks was one of the best stories at my first Olympics, in Sydney 2000, when he received a standing ovation for finishing a gallant last – while suffering with a painful injury – in the 50km walk.
Britain has also had a fine history in race walking, too, having supplied the gold medallist in the 1964 Olympic 20km, plus the 50km at the 1932, 1936 and 1960 Games. In fact Don Thompson, the 1960 50km champion, is so affectionately remembered, he was given tributes in national newspapers when he died 18 months ago. Now Britain has a new champion in the making.
Jo Jackson is breaking records for fun, her latest being the 3000m at last weekend’s Inter-Counties. I cannot say AW is poised to return to the era when race walking received a full page (in a much smaller magazine) each week. But hopefully the cover, the coaching special on pages 32-33 and reports on pages 18-22 will delight what is perhaps the smallest and most committed section of the sport.
Jason Henderson, Editor
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