Son las cuatro de la tarde. Hace un calor de cojones, acabo de avituallar un café con leche en el bar de Sóller y llevo un litro de agua en la mochila. Después de 59 km aquí estoy como hace exactamente un año. Aunque esta vez empiezo a subir con media hora de ventaja sobre el tiempo que hice en 2008. El coll de Puig Major es el cuarto puerto de montaña del día, pero es tan largo como los tres anteriores juntos: 13,9km al 6,5%. En las primeras rampas me digo ya que aquí se acabó la marcha. Que subo a puro huevo. Voy controlando los tiempos kilómetro a kilómetro y a duras penas hago alguno a menos de nueve minutos. Además, tengo una rozadura en un pie que me está tiñendo la zapatilla de rojo. Mañana tendré que lavarla.
Tres, cuatro, cinco, seis kilómetros... Me voy refrescando la nuca con los restos de botellas de agua que los turistas han ido lanzando desde sus coches al arcén de la carretera. En el séptimo kilómetros está el "Mirador de ses barques". Mirador, bar y restaurante. Y máquina de refrescos. Me paro un par de minutos para sacar una cocacola. Cuando le doy el primer sorbo encuentro respuesta a la pregunta de por qué hago esto. El razonamiento, sin embargo, me acompaña menos de quinientos metros. Después de beberme la cocacola saco un trozo de bocadillo de la mochila. Empiezo a comérmelo en marcha pero al final tengo que pararme y, de pie en el arcén, dedicar un par de minutos a terminármelo. No puedo masticar, tragar y respirar a la vez.
Ocho, nueve, diez kilómetros... Mantengo el ritmo. La parte final es relativamente más suave, Once, doce, trece... Ya veo el túnel. Dos horas y cuarto de subida. Tengo ganas de pararme y sentarme. Pero todavía me quedan 19 kilómetros hasta Lluc.
Al final, 13 horas y 31 minutos. 37 minutos menos que el año pasado. En las condiciones en que lo hago (en pleno verano y en régimen de autosuficiencia, bares y máquinas de refrescos al margen), no creo que pueda mejorarlo sin menoscabo de mi salud.
Tres, cuatro, cinco, seis kilómetros... Me voy refrescando la nuca con los restos de botellas de agua que los turistas han ido lanzando desde sus coches al arcén de la carretera. En el séptimo kilómetros está el "Mirador de ses barques". Mirador, bar y restaurante. Y máquina de refrescos. Me paro un par de minutos para sacar una cocacola. Cuando le doy el primer sorbo encuentro respuesta a la pregunta de por qué hago esto. El razonamiento, sin embargo, me acompaña menos de quinientos metros. Después de beberme la cocacola saco un trozo de bocadillo de la mochila. Empiezo a comérmelo en marcha pero al final tengo que pararme y, de pie en el arcén, dedicar un par de minutos a terminármelo. No puedo masticar, tragar y respirar a la vez.
Ocho, nueve, diez kilómetros... Mantengo el ritmo. La parte final es relativamente más suave, Once, doce, trece... Ya veo el túnel. Dos horas y cuarto de subida. Tengo ganas de pararme y sentarme. Pero todavía me quedan 19 kilómetros hasta Lluc.
Al final, 13 horas y 31 minutos. 37 minutos menos que el año pasado. En las condiciones en que lo hago (en pleno verano y en régimen de autosuficiencia, bares y máquinas de refrescos al margen), no creo que pueda mejorarlo sin menoscabo de mi salud.
1 comments:
Enhorabuena Bernardo,me encanta las salvajadas que haces.Ayer estuve viendo sobre las 18,45h los 10km del camp.nacional de marcha.Literalmente estaban corriendo todos,Paquillo descalificado y quejándose a los jueces.Nunca lo había visto volar tan alto.Mi mujer me dijo textualmente,pero estos no están corriendo y yo le contesté,vaya, parece que no soy el único que lo ve.Todos en suspensión flagrante,una absoluta verguenza y aquí no pasa nada.Pido la dimisión de todos los jueces de este país,por impresentables y cagaos que son(todos los atletas debieron ser descalificados).Pero es que alguien puede creerse todavía este deporte.Un saludo.
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