Recuerdo que cuando era niño leía cada semana el suplemento infantil que venía con el diario ABC que diariamente compraba mi abuelo. Allí conocí a Pinín y tuve noticia del "madreñogiro", el fantástico artefacto volador con el que el personaje de Alfonso Iglesias recorría Asturias y el mundo tocando la gaita y buscando aventuras. Este fin de semana, mil años después, lo vi por fin. Allí, en un rincón del aeropuerto de Avilés, estaba el madreñogiro, tal como yo lo recordaba y a tamaño natural. Y, mira lo que son las cosas, de repente se me pasó el enorme cabreo que llevaba encima por culpa de tanto retraso y tanta leche de conexión aérea que nos iba a hacer llegar a casa a saber a qué hora. Lo que hace la nostalgia, oye.
martes, 19 de junio de 2007
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