Durante un tiempo creí que el kilómetro más duro era siempre el último de cualquier competición. En especial, los de aquellos cincomiles en los que al cubrir el cuarto kilómetro echaba la úlima mirada al reloj, hacía un cálculo rápido y todavía intentaba ir un poco más rápido. Lo que se sufría en aquellos cincomiles, vaya. Pero, claro, entonces era joven (y encima me creía que en un cincomil se puede marchar correctamente). Ahora me parece más duro el primer kilómetro de cualquier entrenamiento de esos que a uno lo toca hacer por la mañana, media hora después de que haya sonado el despertador. Ese kilómetro cuyos primeros cincuenta metros se hacen simplemente caminando, en el que hasta que no se llevan doscientos no se doblan los brazos por el codo y hasta que no se llevan quinientos no se tensa realmente la pierna. Total: más de siete minutos. De un tiempo a esta parte, incluso he ido alargando los plazos.
Hoy, 18 kilómetros; los primeros 5 en 35 minutos.
domingo, 3 de junio de 2007
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2 comments:
Fíjate que a mí, más que los kilómetros, se me hace duro contar los días...
Yo de tanto en tanto me pellizco en los entrenos matutinos para asegurarme de que no "voy" durmiendo y todo es un sueño...
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