Siete menos cuarto de la mañana. Botellín de agua y bocadillo (fiambre de pavo). Lo meto todo en una bolsa y me la cuelgo de la espalda. Cuarenta kilómetros. Veinte de ida y otros tantos de vuelta. Calor de cojones. Ni una puta nube en el cielo. Vamos, todo como la semana pasada. Pero ocho minutos menos. Menos de dos meses para Roubaix. A ver si mañana me acuerdo de mandar la inscripción.
miércoles, 25 de julio de 2007
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