martes, 12 de agosto de 2008

"Vieja y pobre marcha"


Iain Hollingshead (el fulano de la derecha) es un periodista del Telegraph de Londres. Hace unos días publicó un artículo, bajo el título "Ese es el espíritu olímpico" intentando acercar al púbico algunos de los deportes menos conocidos de los Juegos Olímpicos. Su idea era primero practicarlos y luego contar la experiencia. Uno de ellos fue la marcha. Así lo cuenta.
A medida que Beijing iba acercándose, intenté descubrir qué era aquello de lo que se hablará este año y, de paso, si yo de verdad podría conseguir ponerme en un estado de forma "olímpico" a tiempo para 2012. Los deportes que escogí - la lucha, el ciclismo BMX, el balonmano y la marcha- mezclan la resistencia, la fuerza y la habilidad. Uno es el deporte olímpico más viejo; otro el más reciente; el tercero es uno de los menos conocidos; y el último, uno de los más ridículos.

Vieja y pobre marcha. Fui a una prueba en Woodford, Essex, con la mente tan abierta como era posible, cosa que no era fácil debido a todas las cosas desagradables que se han dicho sobre este deporte. Hay algo sin lugar a dudas ridículo en el intento de andar tan rápido como sea posible sin ponerse a correr (en un anuncio reciente para Snicker, retirado por su presunto contenido homófobo, Mr. T del Equipo A, calificó a un marchador como "una desgracia para la raza humana).

Mi aplastante sentimiento durante mi relativamente corta carrera - 3km, en lugar de los 20km o 50km de las ilimpiadas - fue de vergüenza. Carl Lawton, un antiguo marchador entre los top-ten británicos, me había dado amablemente una lección previa. Así que sabía lo del bombeo de los brazos a través del cuerpo "como sosteniendo un pañuelo entre ellos ". Yo había aprendido que la técnica viene primero y después la velocidad. Y dominaba ya la polémica regla de la pérdida de contacto. Pero todavía parecía alguien con almorranas intentando conseguir un cita con el médico.

Marché como un pato durante siete vueltas y media, tratando de ignorar las risas de otros atletas que esperaban para competir en sus pruebas. En una de esas vueltas estaba tan aburrido que saqué mi móvil e hice una llamada. Acabé el 21 de 21, doblado por todos menos por el que finalizó el 20. Tenia 71 años.

Cuando finalmente alcancé la linea de meta, con calambres, los demás participantes irrumpieron en corteses aplausos y me pidieron que me uniera a ellos en el té y las pastas del parking. Yo no debía de haber quemado más de diez calorías, pero ellos era tan agradables que resultaba imposible decir que no.

Un par de competidores más jóvenes hicieron una defensa animosa de su deporte. " Realmente parece un poco extraño", admitió Chelsea O'Rawe-Hobbs, una simpática joven de 17 años de Essex que tiene posibilidades de competir en 2012. "Mis compañeros me dan un poco la paliza, pero yo se la devuelvo. ¿Qué hacen ellos? Sentarse en casa y mirar la televisión. "

5 comments:

la granota dijo...

No te preocupes, debe ser uno de estos periodistas que exagera un poco para hacerse el gracioso y que lo lean.

bjosemora dijo...

¿Uno de los buenos?

Anónimo dijo...

.....

Anónimo dijo...

No soy muy amigo de verter opiniones tan directas y poco sustentadas, pero este plumilla es simple y llanamente un gilipollas.Por cierto, que alguien debería explicarle que el resto de atletas que se descojonaban esperando sus pruebas no lo hacían de la marcha atlética, sino del enterado que daba vueltas en bermudas exagerando de manera absurda y poco eficiente los movimientos de su pelvis. Pero, claro, de eso no se daría cuenta encerrado en la torre de marfil de su columna que sólo le devuelve el eco de sus propias chanzas al finalizar cada ingenioso párrafo en su "underwood".

Supongo que algún lector del periódico le pondrá en su sitio en la sección de cartas al director. Si esto ocurre hazlo saber, BJ.

Es que entre este prócer del periodismo, los snickers y el indigente del M.A., los filántropos a los que no sólo no les agrada la marcha (algo perfectamente respetable), sino que opinan que debería desaparecer de la faz deportiva; y ciertos elementos que berrean en el Racewalker, se me esta poniendo una mala follá...

Me voy a hacer unos kilometrillos, a ver si se me pasa.

Anónimo dijo...

Pues nada, he hecho 8 kilómteros con pérdida de llaves de coche incluidas -luego felizmente recuperadas- y no he notado cambios: sigue siendo igual de gilipollas.