Harold Abrahams (Bedford 15/12/1899 - Enfield 14/01/1978), flamante campeón olímpico de los 100 metros lisos en los Juegos Olímpicos de París de 1924 y posteriormente gran jerifalte atlético internacional -el protagonista de la película "Carros de fuego, para quien no le suene- escribió hace ya más de medio siglo un artículo bastante extenso analizando la problemática de la marcha, que por aquel entonces volvía a ser un tema de actualidad. Una traducción del mismo fue publicada en la revista de la Federación Catalana de Atletismo en su número de febrero de 1952 y me llega gracias a ordeles. En dicho artículo, Abrahams, además de plantearse la conveniencia de suprimir las pruebas de marcha en pista del programa atlético de las grandes competiciones, vistos los problemas de juzgamiento que acarreaban -de hecho lo fueron, ya que en 1956 los 10.000 metros marcha se cambiaron por los 20km-, llega a preguntarse si realmente es posible juzgar de manera correcta una prueba de marcha. "¿Podría un juez de marcha -se cuestiona- jurar que un atleta ha estado marchando durante siete millas sin que uno solo de sus pasos haya contravenido los cánones de la marcha atlética?". "Por supuesto que no", se contesta a sí mismo.
Y entonces, al modo del famoso Profesor Franz de Copenhague, Abrahams encuentra una solución: "Personalmente, creo que la única forma de afirmar que el contacto de un pie con el suelo se ha mantenido durante toda la prueba sería presenciar la misma echado de bruces sobre una especie de pequeña pista giratoria que girara interiormente a la pista de competición, a la misma velocidad que el marchador".
5 comments:
pues estabamos buenos¡¡¡ esto hay que entenderlo en su contexto creo yo...nada mas.
saludos
Sin duda, pero, con todo, a mí me maravillan los adelantos aplicados por la IAAF para juzgar de manera más eficiente la marcha. ¿Cuál fue el último...? Ah, sí, cuando cambiaron las tablillas blancas por las actuales amarillas.
Las que se enseñan pero después suben a la "pizarra"... o no.
Esa es otra, el uso vanguardista que la IAAF hace del diccionario, lo que ha permitido que en la penúltima redacción del reglamento se utilizaran dos sinónimos -aviso y advertencia- para referirse a dos cosas distintas -tablilla y tarjeta-.
Que manera de complicarse la vida,con lo fácil que es ver la suspensión.Siempre aparece alguien con una idea supuestamente brillante y se acabó el problema.Lo de siempre,los atletas devaluan más la marcha con sus comentarios absurdos.Nada,nada,a seguir echándose tierra encima.Titoberna.
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