La web Planet Ultramarathon ha recuperado un artículo ya antiguo del historiador y estadístico Andy Milroy sobre la historia de las carreras de seis días. Le echo un vistazo mientras desayuno. Salgo a hacer 15 kilómetros a 5:50 en el Maratón Tui y al volver me tomo el trabajo de traducir someramente la parte inicial, que hace referencia a los orígenes de la prueba. (El resto ya lo he contado yo mismo.)
La historia de las carreras de seis días
Por Andy Milroy
Aunque las clásicas carreras de seis días se desarrollaron a partir de 1870, la prueba tiene una historia mucho más larga. Cien años atrás el primer gran caminante o atleta profesional de larga distancia británico Foster Powell se había hecho famoso al llevar a cabo la hazaña de caminar de Londres a York y vuelta, aproximadamente 396 millas/637km en menos de seis días. A lo largo de su vida repitió varias veces esta hazaña y fue imitado por caminantes posteriores.
Uno de ellos, Thomas Savager, anduvo 404 millas entre Hereford y Ludlow, vía Leominster, en 1789, y se cuenta que en octubre de 1811 otro marchador llamado Rimmington según se dice anduvo 480 millas/772km en seis días en Holt in Dorset. En 1824 el andarín MacGowal apostó que podía caminar 400 millas en 5 días y 12 horas. Este desafío era probablemente una respuesta a John Phipps Townsend que dos años antes había batido el récord de Foster Powell necesitando solamente 5 días 14 horas y 50 minutos para ir de Londres a York y volver.
Así, a mediados del siglo diecinueve la prueba de los seis días ya era reconocida, y la posibilidad de llegar a cubrir 500 millas en ese tiempo era considerada y debatida. Sin embargo para lograr extender el interés y hacer de la organización de una prueba de seis días un éxito comercial era necesario tener un importante talento para el espectáculo. Un marchador americano, Edward Payson Weston, era el hombre con ese talento.
En 1861 Weston decidió caminar de Boston a Washington para asistir la toma de posesión de Abraham Lincoln. Viéndose retrasado a causa de una nevada, Weston llegó tarde, después de realizar un promedio de 51 millas por día a lo largo de 453 millas.
La carrera profesional de Weston empezó en 1867 cuando, por una apuesta de 10,000 dólares, completó una marcha de Portland, Maine, a Chicago, aproximadamente 1,326 millas, en 25 días, absteniéndose de caminar los domingos. El año siguiente anduvo 100 millas en 22:19:10 en White Plains, Nueva York, en lo que fue considerado un récord mundial. (En realidad, una marca mejor había sido ya realizada aproximadamente ochenta años antes.)
A principios de los años 1870, Weston llevo a cabo una serie de publicitadas marchas contrarreloj. Entre ellas, consiguió cubrir 400 millas en cinco días. Más tarde, en 1874 realizó una serie de tentativas para lograr la que estaba considerada como la hazaña imposible: caminar 500 millas en seis días, (el período máximo aceptado de actividad ininterrumpida entre domingos victorianos). En agosto de 1874, otro marchador americano llamado Avery intentó dicha hazaña y al fracasar declaró que ningún hombre vivo podría recorrer jamás esa distancia dentro de ese tiempo. Sin embargo, entre el 14 y el 19 de diciembre de 1874, en uno de los hitos principales de la historia "ultra", Edward Payson Weston finalmente logró cubrir aquella distancia.
4 comments:
Muy interesante esta traducción. La verdad esque nos hace descubrir cosas nuevas e ignoradas por muchos.
Veo que en aquellos años también existían los ultrasfondistas, y ademas con mas méritos, pues habría que ver las zapatillas que usaban, por ejemplo.
Saludos
De hecho, como cuenta Milroy en la parte del artículo que no traduje porque ya no hablaba de marcha, el nivel medio era superior al actual, algo que no pasa en ninguna otra especialidad atletica. Y ello debido a que los ultrafondistas ganaban verdaderas fortunas, lo que les hacía dedicarse completamente a correr, yendo de aquí para allá participando en desafíos. Por eso la marca de los seis días de carrera tardó casi un siglo en batirse y la de marcha continúa todavía vigente.
Acabo de ver en el periódico un artículo sobre los 100 km en pista. Una paisana mía acaba de hacerlos en casi diez horas.
¿A qué distancia considera usted que la marcha es igual o superior a la carrera? ¿Tienen que ser pruebas de varios días, en plan "resistencia sostenida"?
¿QUé posibilidades habría de realizar una prueba así en España?
¿Y si usásemos el propio Camino de Santiago -creo recordar que usted tiene un récord extraoficial por ahí-?
Saludos y, una vez más, gracias por su blog.
Un corredor siempre debe ganar a un marchador. Ahora bien, un buen marchador puede superar sin muchos problemas a un corredor normalillo a partir de los 100km.
Las pruebas de varios días son también pruebas de resistencia al sueño. Quien es capaz de estar más tiempo sobre el circuito normalmente es el que gana. Un caminante insomne siempre será mucho mejor que un corredor dormilón. Sin embargo, a igualdad de tiempo prima lógicamente la velocidad, y esa es patrimonio del corredor.
Las posibilidades de hacer una prueba de marcha así en España son prácticamente nulas por culpa del reglamento. El reglamento oficial de la IAAF es inaplicable en pruebas de larga distancia. Los jueces deberían hacer la vista gorda para que la prueba no acabase con la descalificación de todo el mundo simplemente por andar (algo que, increíblemente, en la marcha está prohíbido). Eso es factible en algunos países europeos donde la tradición de la marcha de gran fondo es muy grande y pasa por encima del reglamento, pero sería casi imposible en España.
Las pruebas de marcha deben disputarse en circuitos para poder ser controladas sin problemas. Luego está el tema de la seguridad, que también es importante. (En alguna parte de este blog tengo las crónicas de la Perpiñán-Barcelona; no digo más.) Precisamente, de la misma manera que ahora se van a disputar por primera vez los Seis Días de Antibes en la modalidad de marcha, la París-Colmar, la prueba de marcha más larga y creo que antigua del mundo, está atravesando una crisis. Una carrera de tres días atravesando media Francia es muy difícil de organizar y en los últimos años han tenido que reducir la distancia y neutralizar algunos tramos porque, por lo visto, la policía no paraba de ponerles pegas. Creo que estamos viviendo sus "estertores" finales.
No sé si mi camino de Santiago es un récord. Creo que no, porque por muy loco que esté alguien, siempre hay por ahí alguien que todavía lo está más. En todo caso, lo cierto es que me machaqué mucho.
Saludos.
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