La mayor parte de los noventa y tantos mil kilómetros que llevo los he hecho yendo y viniendo del dique del Oeste. Salir desde abajo mismo de mi casa, llegar a la punta donde esta el faro y dar vuelta atrás eran casi nueve kilómetros, y hacer un dique fue durante muchos años el entrenamiento clásico de esos días en los que no tenía ganas de hacer nada. En alguno de mis cuadernos tengo apuntados mis mejores marcas (creo que mis cien mejores o incluso más).
Hará tres años o así lo cerraron al público, vete a saber por qué, y ese hacer un dique se quedó en cinco kilómetros justos (dos y medio por el Paseo Marítimo hasta la verja y regreso), con el consiguiente menoscabo en mi recuento anual. Hace unos meses espezaron las obras para acondicionar como paseo la parte exterior, sobre el rompeolas, de la primera alineación. Hoy lo he estrenado. Solo son 1.600 metros más, ida y vuelta incluidas, y de adoquín, pero algo es algo. Para la historia queda mi primer récord: 42:17.
Hará tres años o así lo cerraron al público, vete a saber por qué, y ese hacer un dique se quedó en cinco kilómetros justos (dos y medio por el Paseo Marítimo hasta la verja y regreso), con el consiguiente menoscabo en mi recuento anual. Hace unos meses espezaron las obras para acondicionar como paseo la parte exterior, sobre el rompeolas, de la primera alineación. Hoy lo he estrenado. Solo son 1.600 metros más, ida y vuelta incluidas, y de adoquín, pero algo es algo. Para la historia queda mi primer récord: 42:17.
3 comments:
¿Y estaban los cormoranes?
Ahora que lo pienso, no. De todas formas, solían estar más al final, adonde ya no se puede llegar.
Piensa que es el queen mary y estampa una ampolla de champán para inaugurarlo.Ahora que lo pienso,mejor bébetela estamos en tiempos de crisis.
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