(Notas sobre la vuelta a Tenerife, II)
El Río. Kilómetro 111. Las seis de la mañana. A esta hora ya llevo 45 minutos de marcha. O mejor, de simple caminata, porque a duras penas he conseguido adoptar un ritmo medianamente decente. Estoy molido, una de las ampollas se ha convertido en herida y apenas he dormido una hora. Terminé la jornada en el barrio de Las Cisneras, en Arico, a punto de dar ya la medianoche. 106 kilómetros en poco más de 16 horas de marcha (eso sobre el mapa, porque contando los despistes la cosa se me ha ido a 108). Extendí mi saco de dormir en la caseta que hace de parada de autobús. Una gran idea si no fuera porque a un kilómetro escaso había una especie de discoteca y los coches no han dejado de pasar a toda leche durante casi toda la noche. Y cuando han dejado de hacerlo los coches, ha aparecido una panda de emporrados a pie y sin plan.
-Mirad, un tío en un saco.
-¿Estará muerto?
-Debe de ser el loco que hemos visto haciendo atletismo por la carretera.
-Igual está dando la vuelta a la isla.
-Pregúntale a ver si está muerto.
En El Río entro en un bar y pido un café con leche. El tipo de la barra me pregunta si lo quiero grande. Digo que por supuesto. Me lo sirve en un vaso de esos de beber agua. El tipo de la barra, los otros dos clientes del bar y yo nos ponemos a ver por la tele el primer telediario del día.
El Río. Kilómetro 111. Las seis de la mañana. A esta hora ya llevo 45 minutos de marcha. O mejor, de simple caminata, porque a duras penas he conseguido adoptar un ritmo medianamente decente. Estoy molido, una de las ampollas se ha convertido en herida y apenas he dormido una hora. Terminé la jornada en el barrio de Las Cisneras, en Arico, a punto de dar ya la medianoche. 106 kilómetros en poco más de 16 horas de marcha (eso sobre el mapa, porque contando los despistes la cosa se me ha ido a 108). Extendí mi saco de dormir en la caseta que hace de parada de autobús. Una gran idea si no fuera porque a un kilómetro escaso había una especie de discoteca y los coches no han dejado de pasar a toda leche durante casi toda la noche. Y cuando han dejado de hacerlo los coches, ha aparecido una panda de emporrados a pie y sin plan.
-Mirad, un tío en un saco.
-¿Estará muerto?
-Debe de ser el loco que hemos visto haciendo atletismo por la carretera.
-Igual está dando la vuelta a la isla.
-Pregúntale a ver si está muerto.
En El Río entro en un bar y pido un café con leche. El tipo de la barra me pregunta si lo quiero grande. Digo que por supuesto. Me lo sirve en un vaso de esos de beber agua. El tipo de la barra, los otros dos clientes del bar y yo nos ponemos a ver por la tele el primer telediario del día.
3 comments:
FE DE ERRATAS:
Caseta que hace de parada de guaguas.
- Miren, un tio en un saco.
Ups, sí. Había olvidado que allí incluso a los perros se les trata de usted si son varios.
"Pregúntale a ver si está muerto".Buenísimo.
Saludos
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