(Antibes 2012: la crónica definitiva)
-¿Y si no hay arroz?
-Entonces puré.
-¿Y si no?
-Pasta.
-¿Y a todo le echo queso rallado?
-Sí.
-Marchando.
-Entonces puré.
-¿Y si no?
-Pasta.
-¿Y a todo le echo queso rallado?
-Sí.
-Marchando.
Que conste que no me
quejo, pero esto no es lo que tenía planeado para estas dos últimas
horas de competición, francamente. Mi idea inicial era pasármelas
enteritas sentado al fresco en el chiringuito de la playa, tomándome un
helado bajo una sombrilla mientras contemplaba desde desde la distancia
como el resto de corredores y marchadores de los 6 días seguía dando
vueltas y más vueltas al circuito del Fort Carré de Antibes a la espera
de que se cumpliera el tiempo y la prueba terminara. Y cuando, casi a
punto de irme para allá, ha aparecido Eva caminando porque las heridas
que tiene en los pies no le dejan correr y me he puesto a acompañarla,
mi intención era la de hacerlo solo durante las tres o cuatro vueltas
que necesitaba dar para asegurarse el podio. Para eso estamos los
compañeros. Pero llevamos ya siete u ocho y no sé si es porque no sé
decir que no o que, pero aquí estoy, ante la mesa del avituallamiento,
después de pasar de largo una vez más por delante del chiringuito,
pidiendo que me sirvan rápido un poco de puré de patatas para salir
pitando y alcanzar a Eva de nuevo antes de que se le enfríe.
-Lo siento, no hay queso.
A
estas alturas la mayoría de los participantes ha dejado realmente de
competir y se limitan a cubrir sus últimas vueltas al circuito a ritmo
de paseo cumpliendo con el rito de hacer ondear sus banderas, o
simplemente aguardan sentados junto a las tiendas a que den las cuatro
de la tarde. A casi nadie la cosa le viene ya de una vuelta de más o de
menos. Incluso la cuarta se ha rendido ya y camina más lento todavía que
nosotros. Pero Eva dice que sigue. Quiere llegar a 590 kilómetros.
-¿Te cojo algo de beber?
-Isotónico y agua, por favor.
-¿Y de comer?
-La próxima vuelta.
-Isotónico y agua, por favor.
-¿Y de comer?
-La próxima vuelta.
A falta ya de menos de
media hora para el final, en la zona de meta la gente se agolpa ahora
ante la web cam que ha retransmitido la carrera durante estos seis días
para mandar un último saludo a los amigos y familiares que los ven desde
casa. Me pregunto si los míos me habrán visto también pasar a toda
leche sorteándolos a todos con un vaso de plásticos en cada mano. Si han
estado atentos habrán podido comprobar que no he derramado una gota.
-¿Cuántos kilómetros llevo?
-Te lo miro en la próxima.
-Te lo miro en la próxima.
Y al siguiente paso por
meta me detengo una vez más ante el tablero electrónico que actualiza la
clasificación de la prueba vuelta a vuelta para mirar los kilómetros
que lleva Eva. Ahora que caigo, no sé cuánto hace que no miro los
kilómetros que llevo yo, que también compito en esta carrera y voy a
ganar en la modalidad de marcha, no sé si estará mal que lo diga después
de todo.
-589. Con esta estás lista.
-Mejor doy otra, por si acaso,y así me paro en mi tienda y cojo ya unas cosas para más tarde.
-Bueno, vale.
-Mejor doy otra, por si acaso,y así me paro en mi tienda y cojo ya unas cosas para más tarde.
-Bueno, vale.
Y una vuelta después hago
por fin mi último paso por meta llevando en una mano mi bandera
ajedrezada de los tercios de Spinola en una mano, y en la otra el
neceser de Eva.
Foto: Laurent Armand
1 comments:
Leyendo esto, instalado cómodamente en el sofá de casa, luego de haber cumplido por partida doble (entreno y trabajo, por ese orden jerárquico de importancia, que no de rentabilidad económica), hasta parece facil.
580 kms...
590 kms...
pero esto no es como lo de los "cincomiles" en pista, verdad?
- Medalla ó amiga?
- Amiga por favor.
- Marchandooo...!
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