lunes, 30 de abril de 2007

Jean Paul Spieser, sin más

Conozco a Jean Paul Spieser desde hace no sé cuántos años. Tiene exactamente mi misma edad. Como es francés, no creo haber cambiado con él más allá de una decena de palabras seguidas, hola, qué tal y todo eso, cada vez que nos hemos encontrado, pero tampoco nunca he dejado de hacerlo. Jean Paul ha participado en todas las pruebas de 200 km o 24 horas que se han celebrado en Francia desde el año 2000, a razón de siete u ocho por temporada. Sin abandonar en ninguna. Comenzó haciendo escasamente 130 km. Este fin de semana pasado, en Dijon, llegó a 170 km. Con ello no solo lograba mejorar todos sus registros anteriores, sino que obtenía la marca mínima para tomar la salida el próximo mes de junio en la prueba de promoción de la París-Colmar. En Dijon ganó Urbanowski, pero no necesito haber estado allí para saber que el marchador más aplaudido al llegar a meta fue Jean Paul Spieser.
Foto cortesía Startimage.net

Batalla generacional


El polaco Gregorz A. Urbanowski (1) ganó ayer los 200km de Dijon en 23 horas 8 minutos y 29 segundos. Un bielorruso, Nikolai Lukashevich, fue segundo con 23:48:35. Urbanowski tiene 48 años. Lukashevich, 26.

sábado, 28 de abril de 2007

Si fueras marchador... ¿se lo contarías a tus padres?

Nuestros primos corredores de la completísima web norteamericana Letsrun.com cuentan con un interesante foro de opinión que mantiene un par de hilos abiertos en los que se trata de manera exclusiva el tema de la marcha.
Ahora bien, una rápida y somera lectura de algunos de los mensajes publicados desvela ya que entre los habituales intervinientes en dicho foro los hay que lo que deben de tener de buenos corredores, lo tienen también de gilipollas (cuando no directamente de hijoputas). Y como muestra, ahí van dos de los temas sobre los que se puede discutir todavía en Letsrun.com:
"Si fueras marchador, ¿se lo contarías a tus padres?"
"¿Es la marcha un deporte?"

viernes, 27 de abril de 2007

Solos en la carretera (y III)

A medida que nos fuimos acercando a Barcelona y amanecía el tráfico fue en aumento. Porque además era día laborable, imagínate. Atasco de tres pares de narices en Mataró. Atravesé Premiá de Mar marchando sobre las aceras porque la aglomeración de vehículos en la calzada era tal que no quedaba espacio para mi. A todo esto, yo ya llevaba tres horas sin probar bocado ni echar un sorbo al botellín de agua con sales minerales. Cada vez que desde el coche me ofrecían comida o bebida la rechazaba.
-Estoy como para ponerme a comer ahora, con estos nervios...

En Badalona vislumbré el primer atisbo de organización. Un policía municipal en motocicleta me escoltó por un laberinto de calles hasta la salida de la ciudad. A partir de allí tuve que seguir las instrucciones que desde el coche, mapa de la organización en mano, me iban dando para que llegara a la meta.
-La segunda calle, a la derecha, luego a la izquierda y luego todo recto. No, mejor cruza ahora.
Ya en Barcelona, y a falta de lo cosa de un kilómetro para la meta me encontré con el checo. Venía detrás de mí a toda velocidad. ¿Pero no iba delante? Sí, pero se había perdido.
-He estado casi veinte minutos sentado en una rotonda esperando que alguien me dijera por donde ir, maldita sea.
Y sin dejar de hablar me sobrepasó y se alejó calle arriba. Fue entonces cuando, allí delante, en medio de los coches, a un centenar de metros como mucho, ví al tío que iba segundo, el francés. Entonces intente forzar el ritmo, pensando que quizás tenía alguna posibilidad todavía de subir al podio, y me metí entre el millón de coches que circulaban por allí en ese momento hasta que un conductor me avisó de que si seguía por ahí me iba a meter directo en la Ronda Litoral e igual acababa en Sitges.
-Uy, gracias.
Me salí de allí como pude mientras el checo y el francés seguían recto porque a ellos ningún conductor les había avisado de nada o si lo había hecho no le habían entendido. De pronto vi ya la meta, que estaba junto al Museo de Historia. Vaya, iba a quedar segundo… Me quedaban unos 200 metros cuando vi aparecer de nuevo por detrás al checo, que había conseguido escaparse de Ronda Litoral saltando un muro y venía haciendo aspavientos. Le esperé y le dejé pasar delante por segunda vez sin hacer nada por disputarle aquella plaza que juzgué que debía ser suya con toda justicia. O del francés, pero este seguía camino de Sitges y yo no estaba tampoco como para ir a buscarlo. Entramos en meta uno detrás del otro, el jurando en su idioma y yo descojonándome. Habíamos tardado veintidós horas y seis minutos. El ruso, cuarenta minutos menos. El francés llegó cinco minutos después, justo cuando a mí me estaba entrevistando la tele.
-¿Contento con el tercer puesto?
-¿Por el tercer puesto? Estoy contento porque después de 200 kilómetros por la carretera nacional todavía sigo vivo, no te jode.
La gente fue llegando a lo largo de toda la mañana y parte de la tarde y todos protestando. La mayoría, por no decir todos, se había perdido al entrar en Barcelona. A todos les dieron una rosa porque era el día de San Jorge.

La entrega de trofeos fue a eso de las siete de la tarde. Allí mismo le pedí a uno de los jueces una copia de los resultados oficiales. Solo tenían un borrador. Y eso porque en realidad la carrera todavía no había terminado. Quedaba un marchador por llegar. El alemán.
-¿Y le falta mucho?
-No lo sabemos, se ha perdido y no tenemos ni idea de dónde está.
Poco después, cuando todos estábamos dando buena cuenta de los canapés, uno de los responsables de la parte española de la organización recibió una llamada en su móvil. Acababa de aparecer el marchador que faltaba. Estaba en la oficina de turismo municipal preguntando dónde quedaba la meta.

jueves, 26 de abril de 2007

"Semos marchadores"

A estas alturas, en un deporte como la marcha, cuyos practicantes parecen dividirse en solo tres grandes grupos -los internacionales, los que quieren llegar a serlo, y los veteranos-, uno agradece encontrar de vez en cuando a alguien a quien las aspiraciones de ser cada vez mejor no le han mermado -más bien todo lo contrario- el sentido del humor. Miguel Ángel Blanco y Luis Antonio Serna han iniciado estos días "mano a mano" la andadura de un blog cuyo título es ya por sí solo toda una invitación a su lectura: "Semos marchadores". Suerte. En todo.

lunes, 23 de abril de 2007

Solos en la carretera (II)

Los primeros 30 kilómetros discurrían por lo que en otro tiempo fue la Vía Domicia, la antigua calzada romana que unía el Piamonte con los Pirineos a través de todo el sur de Francia y que hoy es simplemente la N9 –la clase de Historia va por cuenta de la casa-, y los fuimos cubriendo sin mayor novedad, marchando por la derecha de la ruta atentos a los coches que pasaban rozándonos, y estableciendo ya importantes distancias entre unos y otros. Al entrar en España, marchaba codo con codo con el checo Simon. Acabábamos de sobrepasar al francés Duboscq en las mismas calles de Le Perthus y teníamos ya solo dos hombres delante, el ruso Rodionov y el francés Coulombel. Al primero ya no le veíamos y al segundo no tardaríamos en perderle también de vista. Al pasar por La Junquera, después de afrontar como pudimos un par de rotondas y mientras los camiones pasaban a nuestro lado a toda velocidad llevándosenos las gorras, aproveché para traducirle a mi amigo checo al inglés lo que quería decir eso de “Carretera mortal” que podía leerse sobre un muro junto a la cuneta de la NII.

Entramos en Figueras ante el estupor de conductores y peatones que ni puta idea tenían de que por allí iba a pasar una carrera y no conseguían explicarse que coño hacían dos tipos con un número en el pecho y otro en la espalda avanzando entre los coches detenidos en los semáforos subiendo y bajando de las aceras y sorteando a la gente. La organización había dispuesto a una serie de voluntarios en algunos de los puntos conflictivos del recorrido, pero solo en algunos, así que antes de cruzar una calle el checo y yo teníamos que detenernos y mirar a derecha e izquierda.
Al poco de salir de Figueras y tras saludar a un par de prostitutas que hacían la carrera -ellas también- junto al arcén, perdí contacto con el checo -me tuve que parar a mear- y poco a poco fui perdiéndole también de vista. Por detrás de mí tampoco se veía a nadie. En estas que pasaron un par de horas más y ya cerca de Gerona empezó a hacerse de noche. Recto, siempre recto, me decían desde el coche cada vez que, al ver las señales que indicaban las salidas hacia Gerona norte, sur este y no sé si también oeste, me giraba para preguntar por dónde carajo debía tirar. No había indicación alguna sobre la ruta a seguir y los voluntarios hacía ya muchos kilómetros que habían desaparecido por completo. No había nadie en los cruces. No había nadie en ninguna parte. Nadie controlaba ya aquella maldita carrera. Hasta los mismísimos Mozos de Escuadra, que se supone que eran los que debían cuidar de nuestra seguridad, se limitaban a circular arriba y abajo en sus coches patrulla tocándose los cojones.
A todo esto, yo iba bastante bien, quizás porque estaba más preocupado por salvar la vida que por la propia carrera en sí, que a estas alturas ya me importaba un huevo. Vamos, que firmaba el cuarto puesto y hasta un quinto.
(Continuará...)

domingo, 22 de abril de 2007

Sumando kilómetros


Primer fin de semana de entrenamiento real de gran fondo. Trabajo de asimilación del kilometraje (en realidad, una desordenada acumulación de kilómetros ahora rápidos, ahora lentos, ahora más lentos y ahorita mismo incluso caminando).
El sábado por la mañana, 10 kilómetros. Por la tarde, control federativo de 5.000 metros en 26:01.3, precedido por una caminata de 8 km y seguido de otra idéntica de vuelta a casa (el metro no empieza a funcionar hasta la semana que viene).
El domingo, madrugón y 18 km hasta Magaluf. Allí, salgo en la Carrera Popular Katmandú, de 10km, que termino en 57:30.

Resultados control 5.000m: 1.- Bernardo José (63 SIU) 26:01.3; 2.- Tino Ruescas (88 SIU) 26:33.3; 3.- Dolores Rangel (79 SIU) 29:45.1; 4.- Laura Sánchez (83 SIU) 30:50.8; 5.- Luis Ruescas (91 ARE) 32:31.8; 6.- Margalida Vallbona (90 JCF) 32:48.7; 7.- Francisco Vivas (90 CAP) 32:59.3; 8.- Desirée Riera (91 MEN) 38:39.7

viernes, 20 de abril de 2007

Tres días


Cuando yo todavía era un adolescente corredor, cayó en mis manos un ejemplar de una revista norteamericana que incluía el diario de entrenamientos de Craig Virgin desde que ganó el Mundial de Cross de Madrid hasta que quedó segundo en la maratón de Boston. Lo primero que me llamó la atención de aquel par de meses de entrenamientos enmarcados entre dos competiciones tan importantes es que no había ningún día en blanco. Craig Virgin no descansaba nunca. O, al menos, por descanso no entendía lo que solíamos entender la mayoría. Ya escribí, al principio de este blog, sobre esa gente que no descansa nunca, que salen a entrenarse todos los días porque para ellos correr -marchadores no conozco ninguno- es un fin en si mismo, independientemente de que se busque alcanzar determinados resultados. Algunos, como Ron Hill, que fue campeón de Europa de maratón en 1969, olímpico en dos oscasiones y vencedor también en Boston en 1970, lleva más de 40 años sin dejar de salir a entrenarse ni un solo día.
Yo llevo tres.

jueves, 19 de abril de 2007

Discutiendo sobre técnica


Intervengo en el foro de Racewalker España para introducir un apunte personal en una interesante reflexión de Antonio Amigo sobre el trabajo de la técnica por parte del marchador. Dice Antonio que " la dificultad fundamental de una prueba de marcha no es sólo la dificultad de mantener el ritmo, sino la dificultad de mantener la técnica en un nivel correcto durante TODA la prueba." Y yo añado que...
De acuerdo, pero hay un problema. Hablas de "mantener la técnica en un nivel correcto", pero en lo que se refiere a la pérdida de contacto, ese "nivel correcto" es un concepto subjetivo, porque depende de la agudeza visual de los jueces de turno. Evidentemente, si uno marcha sin perder contacto efectivo con el suelo no podrán descalificarlo por pérdida de contacto, pero todos sabemos que en las competiciones "grandes" así ya no marcha nadie. Dando por sentado que existe pérdida de contacto, ¿cuándo ésta es apreciable a simple vista y cuándo no? Es imposible determinarlo, porque, para empezar, no todos vemos lo mismo. Entonces... ¿cómo puedes estar seguro de que esa mínima pérdida de contacto en que incurres en las series y que tu entrenador asegura que no es apreciable a simple vista no la va a apreciar algún juez?

martes, 17 de abril de 2007

Solos en la carretera (I)

-¿Una prueba de marcha entre Perpiñán y Barcelona? ¿Y dices que el año que viene?
-Oui.
Me dieron la noticia en la misma línea de salida de los 200 kilómetros de Chateau - Thierry de 2002. No era, pues, el momento de ponerse a discutir, pero yo tampoco quería dejar pasar la oportunidad de decir lo que pensaba al respecto.
-¿Entre Perpiñán y Barcelona? ¿Por la carretera nacional?
-Oui.
-Pues no.
-Non?
-Non.
No había que ser un visionario. Entre Perpiñán y Barcelona hay 200 kilómetros, unos 160 en territorio español siguiendo la carretera nacional. Era una verdadera ingenuidad pretender que las autoridades, sobre todo las del lado de aquí de la frontera, cerraran el tráfico, siquiera dejando libre un carril, ni mucho menos que permitieran que una treintena de atletas marcharan por el arcén durante 24 horas a merced de coches y camiones.
-Non.
Y durante los meses siguientes no me cansé de repetírselo a cuantos me venían con el cuento de la futura carrera entre Perpiñán y Barcelona. Era imposible. No iba a haber autorización.
-Non?
-Que non, coño.

La salida se dio frente a la estación de tren de Perpiñán el 22 de abril de 2003 a mediodía. No se iba a cortar el tráfico, ni siquiera parcialmente. Marcharíamos por el arcén. Pasaríamos por Le Boulou, Le Perthus, entraríamos en España por La Junquera, seguiríamos hasta Figueras, ya de noche haríamos la circunvalación de Gerona, y ya por la orilla del mar atravesaríamos Pineda de Mar, Calella, Arenys de Mar… Y después de dejar atrás Mataró, Premiá de Mar, El Masnou y Badalona llegaríamos a Barcelona. La meta estaba situada junto a la Barceloneta. La organización nos dio un par de papeles en los que estaba descrito el recorrido a seguir y un plano para guiarnos cuando entráramos en Barcelona.
Éramos un ruso, un checo, un suizo, un luxemburgés, un letón, un eslovaco, un alemán, un inglés, dos españoles y diecinueve franceses. La organización había prometido que se pondría a disposición de cada marchador un vehículo con su correspondiente conductor para que le sirviera de apoyo circulando inmediatamente detrás de él y protegiéndole así del resto de vehículos que transitaran por la ruta. Dicho de esta manera sonaba muy bien, había que reconocerlo, pero en realidad lo que se hizo fue reclutar a voluntarios que no solo hicieran el papel de chófer sino que también prestaran su propio coche. A mí me tocó enn suerte un matrimonio catalán residente en Perpiñán que tenía un monovolumen y que se apuntó porque a los dos les hacía ilusión pasar un día en Barcelona.

Así las cosas, después de los consabidos actos protocolarios se dio la salida en la misma plaza que hay frente a la estación y eso porque Salvador Dalí dijo una vez de esta que era el centro del universo. Si lo hubiera dicho yo o cualquier otro de los que estábamos allí, o incluso usted que está leyendo, imagínense el caso que nos hubieran hecho, pero, claro, lo dijo Dalí. En fin, que comenzamos a marchar y ya a los cincuenta metros se nos tuvo que hacer dar la vuelta a todos porque en el primer cruce debíamos haber girado a la derecha en lugar de seguir recto. Empezábamos bien.
(Continuará...)

domingo, 15 de abril de 2007

Malos tiempos para la lírica

Salgo a entrenar nada más terminarme el desayuno y luego de hacerme mis kilómetros me dedico, entre otras cosas más o menos productivas -como leer la prensa, ver el partido de Mauricia Cacciatori y la carrera de Fernando Alonso en la tele, preparar mi columna del miércoles, etc...-, a seguir a través de Marchons.com el desarrollo del campeonato de Francia de los 100km que se disputa en Bar le Duc desde las seis de la mañana. Finalmente, tras los abandonos de Christophe Erard, Gilles Belloir y Fabrice Henry, gana Pascal Tournois con 10 horas, 16 minutos y 17 segundos. Hace 15 años, el mismo Pascal, que ya era veterano entonces, difícilmente habría podido subir al podio con esa marca.

sábado, 14 de abril de 2007

Tarde de lluvia

Sábado por la tarde, llueve (de hecho, lleva haciéndolo todo el día, menudo coñazo): me da por curiosear en la lista de atletas inscritos para el Campeonato de Europa IAU de las 24 horas que se celebrará en Moratalaz el próximo 5 de mayo. Cuarenta y seis corredores más o menos como estos de la foto de al lado. Vaya, descubro que aun siendo un marchador tengo mejor marca que cuatro de ellos.

viernes, 13 de abril de 2007

Paso a paso

Madrugo y salgo a entrenar. Cada vez hay más gente haciendo marcha a estas horas de la mañana. Dicho esto, seguro que habrá quienes, basándose en lo que dice el reglamento de la IAAF, mantengan que realmente esa gente no hace marcha, que simplemente camina rápido y ya está, y técnicamente tendrán razón (aunque ya sería el colmo que le aplicásemos el reglamento a rajatabla a una gente cuyo único objetivo es disfrutar de una hora diaria de sano ejercicio cuando no tenemos cojones de hacer lo mismo con la mayoría de marchadores que participan en las pruebas internacionales). Con todo, vayan más o menos rápido, flexionen o no la pierna después de que esta tome contacto con el suelo, y nos conozcamos o no, nunca les faltará un saludo mío al cruzarnos.

jueves, 12 de abril de 2007

Ha dicho

Copio de El país un fragmento de la crónica de Cayetano Ros. (Aunque yo también lo dije.)
'El mito se come un trozo de pizza regada con zumo de naranja minutos antes de correr por enésima vez su distancia preferida: los 100 metros. ¿No estira? "No sirven de nada. Los estiramientos están sobrevalorados. Mírenme a los ojos: lo que hay que hacer es calentar más y estirar menos". Habla Carl Lewis (Birmingham, Alabama, Estados Unidos, 1961), dios del atletismo, y los humanos atienden embelesados.'

martes, 10 de abril de 2007

¿Y cuándo podremos dedicarnos únicamente a entrenar?

Los marchadores nos pasamos la mitad del tiempo entrenando y la otra mitad defendiendo nuestro deporte de todos aquellos que piden su exclusión de los programas atléticos o simplemente lo desprecian sin más. Seguramente podríamos dedicar la totalidad de ese tiempo solo a marchar si la Federación Internacional de Atletismo hubiera tomado en su momento las medidas oportunas para garantizar la limpieza objetiva de la marcha y evitar que se convirtiera en lo que finalmente se ha convertido, esto es, en un completo desmadre. Porque la mayor parte de las críticas que se dirigen a la marcha y que la cuestionan como deporte tienen su punto de partida en las problemas derivados de su subjetivo enjuiciamiento y los variados escándalos que el mismo ha provocado. Ello les da pie a muchos para tomar carrerilla y lanzarse al vacío.
En un artículo publicado el 28/9/2000 en CNN-Sport Ilustrated a raíz de lo sucedido en los Juegos Olímpicos de Sidney, E.M. Swift pedía la supresión de la marcha y, ya puesto, seguía con esto:
"La televisión la odia. Los espectadores no pagarían para verla. (...) ¿Por qué marchar? No es rápido. No es elegante. Ni siquiera es natural. Es un evento propio del picnic del 4 de julio. ¿Por qué no también una carrera olímpica de tres piernas? (Digo yo que se refiere a esas carreras festivas en las que se compite por parejas y con una pierna atada.) ¿Qué tal una carrera en la que se obligue a caminar sobre las manos? ¿Qué tal otra en la que los competidores deban caminar 20 km sobre sus rodillas ("race-praying")?"
Otro que tal, el prestigioso periodista de la cadena de televisión americana NBC Bob Costas, se preguntaba en antena el día 24 de aquel mismo mes de septiembre de 2000:
¿Y los marchadores? Los respeto como atletas, pero, vamos a ver... una competición para ver quién es el que camina más rápido es como competir para ver quién puede silbar más alto.
Pero una cosa es cuestionar la credibilidad actual de las pruebas de marcha -y yo soy el primero que personalmente no reconoce como campeón a ninguno de los medallistas olímpicos o mundiales de la especialidad porque, para empezar, tengo muy claro que marchar, lo que se dice marchar, no marchan- y otra cosa es poner en tela de juicio la validez de la marcha como competición deportiva.

lunes, 9 de abril de 2007

On the road (again)

Aprovecho las fiestas de Semana Santa para recuperar de alguna manera el ritmo de entrenamientos perdido tras el campeonato de España de 20km y el soberano trancazo que le siguió.

Estos mismos días, leo en el foro de Marchons.com una intervención de Christophe Erard, ganador del Campeonato de Francia de 200km celebrado en Bourges el pasado mes de marzo, en la que resume su preparación para la prueba. Aunque él mismo reconoce que "Je sais que cela n'est pas une préparation pour un 200 Km, mais pour moi ça marche", la reproduzco aquí y además tal cual, dado que se entiende perfectamente.
Pour ceux que ca intéresse, voilà ma préparation pour Bourges :
- Décembre au 21 Janvier 2007 : fractionné pour les salles
- Du 22 janvier au 28 Janvier 2007 : 4 séances de 20 Km entre 1h53 & 2 h
- Du 29 janvier au 4 février 2007 : 3 séances de 20 Km & 1 de 25 Km
- Du 5 février au 11 février 2007 : 3 séances de 20 Km & 1 de 35 Km
- Du 12 février au 18 février 2007 : 4 séances de 20 Km & Charly en relai (40 Km)
-Du 19 février au 2 Mars 2007 : 7 séances de 1 h entre 9 & 10 Km/h
Les séances de 20 Km sont effectuées à 10 Km/H minimum

viernes, 6 de abril de 2007

"Chungu suruali"

Leo que a Samuel Oseigo, un atleta keniano de 23 años, le han echado de su pueblo porque en lugar de correr él prefería marchar. "Desde el primer día en que empecé a entrenarme, la ciudad entera se rió de mí", recuerda. "Yo solo quería que me dejaran solo para poder marchar. ¿Es eso mucho pedir", se lamenta Samuel, que ahora vive en Tanzania, país que, según el reportaje, le ha ofrecido "asilo aeróbico" para que pueda entrenarse con el objetivo de participar en los Juegos Olímpicos.
Al ser requerida su opinión, el entrenador keniano David Letting, que como preparador quizás tenga mucho prestigio, pero no pasa de ser un gilipollas como tantos otros, dijo: "Nunca comprendí a Samuel. Tenía la oportunidad de seguir con la tradición keniana de corredores de fondo, pero prefirió menear el culo." "Su marcha distraía a mis chicos, que tenían que interrumpir sus entrenamientos para reirse de él", añadió para justificar su rechazo. Al enterarse de que Osiego ha manifestado que su sueño es conseguir una medalla en la prueba de los 20km y volver para ofrecerla a sus antiguos conciudadanos, Letting sentenció: "Nadie podrá reemplazar a los corredores en el corazón del pueblo. Y mucho menos un jovencito que camina como si tuviera 'chungu suruali' (hormigas en los pantalones)".
"Pueden haberme obligado a dejar mi hogar, pero nunca me obligarán a correr", ha anunciado Oseigo con esos dos cojones que Dios le ha dado.

miércoles, 4 de abril de 2007

"¿Pero quién coño será este tío?"

Eso es lo que debió de preguntarse la ganadora del certamen de Miss Universo que se celebró en 2004 en Ecuador cuando Jefferson Pérez insistió en hacerse una foto –vista la calidad, con un simple móvil- junto a ella.
A la altura de la película en que estamos no hará falta volver a recordar la condición de deporte minoritario que ha arrastrado la marcha desde siempre. Y aunque todos nos lamentamos de que nuestro deporte sea solo noticia una vez al año y siempre y cuando se gane alguna medalla en la olimpiada o mundial correspondiente, yo particularmente no puedo evitar preguntarme qué pasaría de no ser así. ¿Cuál sería la consideración que acabaría teniendo entre los aficionados, los medios y las instituciones un deporte de masas cuyas competiciones más importantes fuesen ganadas invariablemente por alguien -este hoy, aquel mañana, pasado a saber a quién le toca- al que todo el mundo pudiese ver a través de la tele infringir repetida y claramente el reglamento? Porque una cosa es la subjetividad, a la que tampoco son ajenos buen número de deportes de masas, y otra el despelote. Conque, así las cosas, quizás sea incluso mejor que Miss Universo 2004 no sepa quién es Jefferson Pérez. Tampoco nosotros recordamos ya cómo se llamaba ella.

domingo, 1 de abril de 2007

El deporte en el que todo el mundo tiene razón

La apostilla al reglamento realizada hace años por la Federación Internacional en el sentido de que todo juicio sobre la progresión del marchador debía realizarse únicamente a simple vista, sin aceptar bajo ningún aspecto el recurso a medios electrónicos, estableció en la práctica la vigencia de un nuevo modo de marchar correctamente. A partir de ese momento, también se podía marchar bien marchando mal pero sin que se notase. El atleta que marchara perdiendo repetidamente contacto con el suelo marchaba bien –hasta es posible que cojonudamente- si ningún juez detectaba su incorrección. Desde entonces, la marcha es un deporte en el que todo el mundo tiene razón. Al no existir la posibilidad de rebatir ninguna decisión mediante el uso de medios electrónicos -que en todo caso pueden probar que algo existe pero no pueden demostrar que sea realmente visible al ojo humano-, nadie puede convencer a nadie de que lo que está viendo no lo está viendo realmente, o viceversa. Y aunque todos tenemos ojos y muchas veces vemos cosas diferentes, solo el juez tiene tarjetas.